«Más allá de los muy buenos consejos prácticos te invito a preguntarte por las verdaderas causas de tu fatiga. No olvides que las causas pueden variar significativamente. Sobre todas las cosas recomiendo evaluar tu relación con Dios. El sabio San Agustín dijo ya en el siglo cuatro esta asombrosa verdad: « Señor, nos hiciste para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti». Tal cual. Tu alma estará inquieta hasta encontrar paz con Dios.»