Las ideas y los pensamientos de las grandes personalidades del cristianismo protestante donde las ideas del reformador protestante alemán estuvieron presentes. El Congreso fue convocado en noviembre de 1903 por las autoridades educativa y se fijo fecha de apertura para el 4 de febrero de 1904. Tuvo, perduran en el tiempo y se hacen presentes en los acontecimientos de vital importancia para el país. Es el caso del Primer Congreso Pedagógico del Paraguay, por sede la ciudad de Asunción y participaron del mismo representante docentes de toda la república.
El discurso inaugural estuvo a cargo del Vicedirector General de Escuelas Juan José Soler, que en su alocución de apertura enfatizó la influencia decisiva que tiene la escuela sobre la vida social y política de la república. Influencia que impone que sus encargados persigan la mejor manera de realizarla.[1] Llama la atención que Soler expresara, que la culpa del atraso nacional se debía a un problema religioso, cultural y educativo. A continuación, transcribimos parte de su alocución:
Es un hecho observado que los pueblos protestantes son más adelantados que los católicos, y esta superioridad de los unos sobre los otros, más que superioridad de razas es superioridad de educación. A diferencia de lo que ocurre en las civilizaciones católicas que han estado obligadas a sepultar en el mutismo de los dogmas la fecunda libertad del pensamiento, y que no han conocido en sus mejores tiempos más que casas de caridad; los protestantes, que dejan la verdad bíblica al criterio individual y que han creído menester de instrucción para interpretarla y enseñarla, imponen a los padres la educación de sus hijos, invitan a los príncipes a proveer a la instrucción de sus gobernados, y ahí donde existe un templo a la fe, erigen también un templo al saber. Si yo no fuera ministro del Evangelio, dice Lutero, quisiera ser maestro de escuela. He aquí, señores, por qué los pueblos germanos y anglo-sajones son más civilizados que los de raza latina, los unos son protestantes, los otros católicos, los unos educan el 20% de su población escolar, los otros 9%. Nuestro atraso no es de raza, es efecto de nuestra religión, de nuestras costumbres, de nuestra educación.
Juan José Soler fue catedrático, político y abogado. Es un digno representante de la generación del novecientos. Muchos de sus escritos aparecieron en la Revista de Instrucción Primaria, siendo él uno de sus más proficuos escritores. Fue oriundo de Asunción y fue uno de los primeros becados por el gobierno argentino para estudiar en la prestigiosa Escuela pedagógica de Paraná, Entre Ríos. Graduó en 1902 como profesor Normal y ocupo cargos en la Dirección General de Escuelas, en la secretaría de la Presidencia de la República en 1906. En tiempos de la contienda chaqueña ejerció la plenipotencia paraguaya en México y Estados Unidos, además junto con Cesar A. Vasconcellos y Pablo Max Insfran representaron al Paraguay ante la junta de neutrales en Washington.
Maria Graciela Monte de López Moreira, historiadora nacional; expresa que Juan José Soler fue un “esclarecido maestro, circunspecto en sus juicios, orador parlamentario de fácil palabra, sistemático expositor docente, erudito y ejemplar en todos sus actos y, poseía además una veloz y sutil pluma”.
El discurso pronunciado en la apertura del Primer Congreso Pedagógico del Paraguay José Soler afirmaba que la “enseñanza más que tarea de planes de estudio y programas es tarea personal, – y como tal – debe ser obra del maestro”. Con este concepto tocó también uno de los temas más sensibles para el éxito de toda reforma de la educación; la adecuada preparación del personal docente. Como una de sus primeras tareas el Congreso quiso destacar y desterrar las deficiencias del plan del año 1902. Procuró una reforma tendiente a convertir a la enseñanza en algo integral y graduado. Esto con el fin de suplantar la construcción de un plan detallado, y apuntar más que nada a realizar un plan esquemático; de manera a dejar en manos de los maestros los contenidos.
EL Congreso en sus conclusiones pidió que los planes incluyeran procedimientos metodológicos adecuados para cada ramo. De los maestros se esperaba un conocimiento acabado de todos los ramos a tratar. Se dejó constancia de que algunas materias ocupaban tiempo excesivo en perjuicio de otras y se hizo un llamado a incorporar la educación cívica al plan de materias. El Congreso determinó que la enseñanza de la lectura en las escuelas debía considerar el impedimento que representaba la carencia de la lengua castellana. A fin de paliar esta situación se determinó el uso de un buen libro de texto desde el primer grado, aclarando que su valor descansaba en ser un instrumento auxiliar de la enseñanza. Para la enseñanza de la lectura se recomienda el método ecléctico como el más racional y filosófico. De nuevo en este punto de las conclusiones se subraya la necesidad, como condición primordial, contar con maestros idóneos.
Se reconoció la importancia de la enseñanza técnica y se determinó su incorporación al plan, ya sea en su forma manual, agrícola o industrial. Se incorporaría desde los primeros años la educación manual, que debía tener fines
educativos y utilitarios, tomando en consideración los recursos naturales de las regiones. Respecto a la enseñanza agrícola se procuraría experiencias sencillas en la utilización de plantas y trabajos en chacras agrícolas.
En cuanto a las escuelas rurales debían tener carácter eminentemente práctico. La enseñanza científica no debía ocupar muchas horas en el horario escolar. El trabajo manual, agrícola e industrial debía caracterizar las escuelas rurales. Con referencia al horario se pedía una urgente reducción en sus horas. En las consideraciones finales el Congreso pedía establecer de nuevo los exámenes de competencia para contribuir a la renovación y mejoramiento del personal. Además, se pidió establecer un sistema de maestros ambulantes para los puntos distantes. Las escuelas urbanas debían clasificarse en Superiores, Elementales e Infantiles. En las escuelas rurales se debía ajustar el ciclo escolar a las necesidades agrícolas de la región, buscando que los niños tuvieran vacaciones en época de cosecha.
A 100 años de la celebración del Primer Congreso Pedagógico del Paraguay, vaya esta sencilla recordación y el merecido homenaje a quienes apostaron por la educación como el camino para la reconstrucción nacional. Cien años atrás, Lutero con sus ideas estuvo presente en dicho evento de trascendencia nacional.