El suicidio es el acto voluntario e intencional de quitarse uno mismo la vida, éste se trata del homicidio directo a la propia persona y se diferencia de la muerte causada de forma indirecta, accidental y no intencional. La palabra suicidio también proviene de los componentes latinos “sui”, que significa a uno mismo y “caedere”, que significa matar. Las personas que intentan suicidarse experimentan diferentes necesidades que tienen que enfrentar o también situaciones que les presionan a considerar que el suicidio es la mejor opción. El suicidio es un campo que ha sido ampliamente estudiado por muchas personas, en disciplinas como la medicina, la religión, la sociología y la psicología (Stewart et al., 1998, pág. 13).
Para que la forma de muerte sea catalogada como suicidio es fundamental que la persona que se “elimina” sepa que, con su accionar, provocará su aniquilación y que la decisión tomada es completamente voluntaria, es decir, que implica un juicio propio de la vida en cuanto al pasado, presente y futuro. “La autodestrucción se esconde como variable en el inconsciente o subconsciente de la persona”. La OMS (Organización Mundial de la Salud) señala que el suicidio es “todo acto por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión, o un daño, con un grado variable de la intención de morir, cualquiera sea el grado de intención letal o de conocimiento del verdadero móvil” (Manzuc, 2013, págs. 11-12).
La palabra suicidio contiene una perspectiva a los sentimientos que incluyen el asombro y la tristeza, como también la confusión y el dolor. En realidad, “el suicidio tiene muchas caras, no siempre es instantáneo, intencional o auto-provocado” Algunas de las formas son: El suicidio progresivo, que se refiere al acto deliberado de quitarse la vida a través de una conducta autodestructiva prolongada, por ejemplo, el alcoholismo, el tabaquismo, la drogadicción, el exceso de fármacos, entre otros. El suicidio asistido, es un plan deliberado de quitarse la vida con el apoyo de otra persona para evitar un futuro doloroso e indeseado. El suicidio simbólico. El suicidio espiritual, entre otros.
A pesar que la Biblia no utiliza específicamente la palabra suicidio, sí describen el estado emocional y espiritual de los que se suicidaron y los que desearon quitarse la vida (Hunt, 2010, pág. 262). El suicidio no existía en la conciencia de Israel, la autoeliminación, sino que era una consecuencia de otro conjunto de factores y se muestra principalmente como una conclusión de situaciones difíciles, no hay un juicio moral sobre estos, en algunos casos, se presenta como un castigo o como entrega reivindicativa a favor del pueblo (Manzuc, 2013, pág. 63).
En la Biblia se pueden encontrar algunos pocos casos, estos ejemplos son:
• La muerte de Abimélec (Jueces 9:50-56).
• Sansón(Jueces 16:26-31)
• El rey Saúl, por temor a la tortura y a la muerte (1 Samuel 31:4-5)
• Suicidio de Ajitófel (2 Samuel 17:23)
• Suicidio de Judas Iscariote (Mateo 27:3-10)
• Intento de suicidio del carcelero (Hechos 16:16-28)
Dentro de las estadísticas paraguayas encontradas se estableció que los suicidios por medios utilizados según sexo y frecuencia de edad, hasta septiembre 2020 indican que: 33 personas (23 hombres y 10 mujeres) utilizaron el ahorcamiento como medio de suicidio. El segundo método más utilizado fue el arma de fuego, usado totalmente por personas de sexo masculino.
Buscando la Raíz del problema.
Los intentos suicidas en general apuntan a un problema esencial en la conducta del ser humano: “la capacidad de tolerar internamente y de manejar externamente los impulsos destructivos”. Claramente, no existe una respuesta única sobre la razón por la cual las personas se eliminan a sí mismas. Cualquiera que haya perdido un ser querido o un amigo a causa del suicidio tuvieron que haberse confrontado con la pregunta “¿Por qué?”. Por lo general las personas que cometen suicidio se sienten desesperanzados porque piensan que su situación no tiene solución, que no tienen esperanza y que no valen nada. Una de las causas del suicidio es el intento desesperado del ser humano de salir de lo que parece una situación intolerable, y éste se convierte en el escape del dolor de seguir viviendo. Se puede dar por pérdidas excesivas del cónyuge, las finanzas, el empleo, la familia o un amigo. Puede darse también por aislamiento social, falta amor, aceptación por parte de familiares y amigos, sentimientos de insignificancia, sentimiento de abandono y una falta de relación con Dios. Como también se puede dar por enfermedades crónicas, trasfondo de abuso en cualquier nivel, algún desorden psicológico, un exceso de culpa por desviaciones sexuales, perfeccionismo, religión legalista o la vergüenza de algún defecto.
Planes de acción ante la crisis.
El suicidio es un problema real entre muchos jóvenes y adultos, por eso es importante dar una palabra de aliento a aquellos que estén considerando el suicidio. ¿Y qué mejor palabra de aliento que la Palabra de Dios? Por eso, a continuación se verá un listado de algunas razones bíblicas, las cuales ayudarán a la persona que pasando por un momento de confusión o que está sufriendo pueda recurrir a la Palabra de Dios (ChurchPOP, 2018).
• Eres amado (Juan 3:16)
• Hallarás la fuerza necesaria (1 Corintios 10:13)
• No estás solo (Deuteronomio 31:6)
• Fuiste creado con amor (Isaías 43:7)
• Él llevó tus problemas (1 Pedro 5:7)
• Él te sostendrá (Salmo 55:22)
• Has sido perdonado (Marcos 11:25)
• Hay esperanza (Romanos 15:13)
• Él responderá (Mateo 7:7)
Es importante que el pastor se detenga frente a conductas de una persona que presenta ideas suicidas, a través de: cierta apatía hacia hábitos y costumbres cotidianas, de inconformidad habitual en lo referente a la vida, aislamiento del núcleo afectivo, disminución de vínculos sociales e incomunicación, sensación de abandono, sensación de “ser dejado a un lado”, sensación de inutilidad, desinterés y desgano, incapacidad de disfrutar, frustración excesiva, baja autoestima, visión exagerada de un futuro incierto, desapego de ciertas posesiones importantes, concepción de la muerte como única alternativa.
Es necesario analizar los casos en cuestión y observar las raíces de los comportamientos suicidas, sobre todo, si hay ausencias afectivas. La acción pastoral debe girar en torno a prevenir considerando como algo esencial la situación existencial de la persona con ideas suicidas, su estado en su núcleo familiar, su salud física y mental, y la calidad de sus vínculos afectivos.
Los pastores y, en especial los líderes de jóvenes, sumado a los padres que tienen acceso a redes sociales tales como Facebook Twitter y otros, pueden encontrar los estados emocionales de las personas con tendencias suicidas, lo que algunos dicen en redes sociales que nunca dirían en persona, pueden postear sus verdaderos sentimientos en línea y esconderlos en la vida real. Es importante que también se pueda observar las cosas que publican en redes sociales porque pueden dejar pistas como comentarios sobre lo terrible que su vida o querer estar muertos, se puede observar que entre más frecuentes e intensos y profundos se torna en estos comentarios habrá mayor razón para estar alarmados. Otra posibilidad es el seguir a sus amigos, leer sus blogs, entre otras opciones.
El trabajo por parte del pastor consiste en brindar apoyo a aquellos que están enfrentando el trauma de haber encontrado a la persona fallecida, porque muchas veces los padres o hermanos son quienes encuentran el cuerpo. Y es que las imágenes de un cuerpo colgando o de una herida en la cabeza por un disparo, de unas muñecas cortadas, no son fáciles de olvidar, es un suceso muy traumático, esto especialmente para padres y hermanos.
Ellos necesitarán o querrán hablar de la situación pero también es comprensible que quieran evitar este tipo de conversación con los sobrevivientes, por eso es necesario que el ministerio pastoral sea el que pueda y tenga la posibilidad de llenar ese vacío, porque el show, el miedo y la culpa pueden ser obstáculos para hablar de lo que ha vivido el testigo, pero cuando alguien atraviesa esta situación es necesita procesar el dolor y el trauma con otras personas, y se hace escogiendo al pastor, éste debe escuchar sin decir nada, ni tampoco dar respuestas o ayudarles a comprender, “sólo hace falta escuchar con empatía y estar allí para consolar lo que más se pueda” .
Bibliografía.
- Álamo, C., Morandé, M., Retamal, M., Wagner, A., Wentzel, M., Zambrano, C., Ordoñez, A., et al. (2015). Vive, yo te ayudo: manual para la formación de facilitadores comunitarios para la prevención de la depresión y la conducta. Valdivia, Chile: Universidad Austral de Chile y la Alianza Chilena Contra la Depresión.
- Bertomeu, E. (2019, noviembre 11). Crisis emocional: en qué consiste y cómo superarla. Eduardo Bertomeu. Recuperado a partir de https://edupsicologo.com/crisis-emocional-en-que-consiste-y-como-superarla/
- ChurchPOP. (2018). 13 razones bíblicas que ayudan a decir NO al suicidio. ChurchPOP. Recuperado a partir de https://es.churchpop.com/2018/07/24/13-razones-biblicas-seguir-viviendo/
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- Manzuc, D. (2013). El suicidio: Aportes pastorales para su tratamiento. Buenos Aires, Argentina: San Pablo.
- Rocamora, A. (2012). Intervención en crisis en las conductas suicidas. Madrid, España: Desclée de Brouwer.
- Stewart, G. P., Cutrer, W., Demy, T. J., O’ Mathúna, D. P., Cunningham, P. C., Kilner, J. F., y Bevington, L. K. (1998). Preguntas básicas sobre suicidio y eutanasia: ¿tendrán razón? Grand Rapids, Michigan, Estados Unidos: Portavoz.