Según Hipócrates, hay cuatro diferentes temperamentos: el colérico, el melancólico, el sanguíneo y el flemático. Presentaremos brevemente sus fortalezas, sus debilidades y cómo se caracterizan en una situación conflictiva. A continuación, daremos algunos principios para una resolución exitosa de conflictos y aplicables a las diferentes personalidades.
El Colérico
- Fortalezas: voluntarioso, independiente, visionario, práctico, productivo, decidido, líder.
- Debilidades: frío, auto-suficiente, impetuoso, dominante, sarcástico, irascible, cruel.
- Características en una situación de conflicto: Siempre se siente involucrado y reacciona enseguida. Problemas y crisis existen para ser solucionados. Cuando le molesta algo, no da muchas vueltas al decirlo. Cuando desea que los otros se comporten de acuerdo a sus expectativas, les hará saber. Es un luchador nato. A menudo obtiene lo que quiere – y si no es así, se toma incluso la libertad de tomárselo. Es respetado y temido al mismo tiempo. Respetado, porque se maneja de manera franca y sincera; temido, porque sabe poner el dedo en la llaga. Le cuesta reconocer su parte de culpa en un conflicto y el pedir perdón.
El Melancólico
- Fortalezas: dotado, analítico, esteta, abnegado, trabajador, auto-disciplinado.
- Debilidades: variable, auto-centrado, vengativo, susceptible, teórico, insociable, crítico, negativo.
- Características en una situación de conflicto: distante, emocionalmente muy vulnerable y normalmente absorbe todo en su interior. Como le importa mucho mantener la armonía con todos, suele ser una víctima fácil de parásitos y manipuladores. Críticas le suelen afectar fuertemente y las toma de manera muy personal. Siempre busca la culpa en su persona. No puede negar algo a otras personas y cuando tiene que hacerlo, se perturba mucho, antes que él tenga el ánimo de decirlo y se siente culpable. Por miedo a la confrontación, prefiere esconder sus deseos y espera, que él otro los adivinará.
El Sanguíneo
- Fortalezas: expresivo, atento, amistoso, hablador, entusiasta, compasivo.
- Debilidades: indisciplinado, emocionalmente inestable, improductivo, egocéntrico, exagerado.
- Características en una situación de conflicto: Reacciona con facilidad a los estímulos, tiene una “piel muy fina”. Prefiere una breve pelea corta, que una relación perturbada. Similar al colérico, suele reaccionar rápidamente y con ira. Es impulsivo. Es rápido en pedir perdón, en buscar la reconciliación, pero se olvida también muy rápido de lo acordado. Es muy emotivo, tiende a evaluar y solucionar un conflicto emocionalmente. No es rencoroso.
El Flemático
- Fortalezas: calmado plácido, tranquilo, confiable, objetivo, diplomático, eficaz-organizado, práctico-humorista.
- Debilidades: desmotivado, mezquino, auto-protector, indeciso, cobarde, ansioso.
- Características en una situación de conflicto: No reacciona a estímulos extrínsecos. Le cuesta tomar la iniciativa. Busca la tranquilidad, continuidad y la rutina. Es difícil de convencer y normalmente rechaza lo nuevo. Por ser diplomático, no confronta. Considera a los conflictos como parte de la convivencia; el otro se calmará en algún momento. Su lema: Mantenga la calma, pues el problema se solucionará por sí mismo.
¿Cómo confrontar en situaciones conflictivas?
Al colérico con una actitud positiva. No medir cada palabra que él dice. Saber, que el colérico reaccionará. No empezar una contrarreacción, sino tratar de tranquilizarle. Suele olvidar rápido y normalmente no fue su intención lastimar al otro.
Con el melancólico hay que hablar muy cuidadosamente, sensiblemente, porque muy fácil se siente atacado y se retrae. Involucrarle en la solución del conflicto.
Con el sanguíneo se puede hablar de manera abierta. Frenarle cuando habla demás o cuando se desvía. Es poco perseverante. Hay que recordarle a menudo el acuerdo.
El flemático necesita ser un poco agitado y convencido que la solución del conflicto es también en su interés. La solución debería interferir poco en su rutina diaria.
Principios para una resolución exitosa de conflictos
1. Aprender el arte de tomar decisiones incómodas
Hay pocas cosas, que socavan más nuestra autoridad que la incapacidad de “agarrar hierros calientes”, es decir, realizar conversaciones y tomar decisiones que son complicadas e incómodas.
Tener la fortaleza interior de tomarlas, aun cuando significa ser criticado y rechazado.
2. Tener el valor de confrontar lo negativo
El psicólogo H. Cloud dice, que las personas exitosas han reconocido, que gran parte de su vida consiste en la resolución de problemas.
No evadir a situaciones negativas, sino enfrentarlas activamente, verlas como oportunidad y posibilidad de crecimiento. Renunciar a la comodidad.
3. Tomar la responsabilidad
- Ser personas proactivas, no víctimas pasivas.
- Cuidado con la manera de pensar “Los otros tienen la culpa”.
- Despedir a la actitud “Yo no cometo errores”.
- Consejo: “Deja la actitud de ser aquel que siempre está en lo correcto y nunca se equivoca. Tome responsabilidad para las consecuencias de tu actuar, trabaja con tu personalidad, sin importar cuánto te costará. Suelta la imagen ideal de ti mismo, pues no te sirve de nada. Déjala morir y permite, que crezca un Yo nuevo y competente, que admite sus errores y empieza a trabajarlos”.
4. Confrontar constructivamente
- Cuando queremos llevarnos bien con las personas, necesitamos enfrentarnos con los problemas, que sí o sí aparecerán.
- Quien no confronta, pierde, y quien confronta mal, también pierde.
- Una confrontación correcta: verdad + amor.
- Preguntarse: “¿Qué quiero alcanzar con esta confrontación?”
- Confrontación significa “contraposición” —Tú y yo contra el problema.
5. Conocerse a sí mismo
6. ¡Prohibido rencor! ¡Suelte y perdone!
El artículo fue publicado originalmente en la revista La Fuente, edición 112, de Mayo 2015.