Nadie duda que un médico, antes de iniciar una cirugía, necesite adquirir un buen conocimiento del cuerpo humano y de la medicina. Al subir a un avión, preferimos que el piloto haya pasado por una escuela de aviación. Como pacientes o como pasajeros, queremos que el médico y el piloto tengan el mayor conocimiento posible, antes de entregarnos a sus manos. Sin embargo, cuando se trata de la iglesia del Señor Jesucristo, aún hay personas que piensan que no necesitan estudiar teología para predicar la Palabra de Dios y atender al rebaño que el Pastor de pastores puso en sus manos.
A continuación quiero plantear algunas razones por las cuales creo necesario, que cada pastor adquiera conocimientos de teología antes y durante su ministerio.
Razón eclesiológica: cada iglesia necesita – y merece tener – un pastor competente que puede guiar a la congregación en estos tiempos turbulentos; que puede aconsejar a los miembros en situaciones difíciles; que sepa explicar entendiblemente el evangelio a personas que aún no conocen a Cristo; que tenga un plan de crecimiento para la iglesia; y que tenga una comprensión integral de lo que es el plan de Dios con la humanidad (la misión de la iglesia).
Razón teológica: La Biblia misma enfatiza la necesidad de una capacitación constante que aumenta el conocimiento de los líderes espirituales. Entre las muchas razones esgrimidas solamente mencionaremos las siguientes:
- Prevenir el peligro de caer en una religiosidad popular: La historia está llena de ejemplos en donde el pueblo de Dios, por culpa de los líderes religiosos, perdió la relación con Dios y adoptó una mera religión, donde los ritos y las tradiciones reemplazaron esta relación vital con el creador. En épocas del profeta Oseas había muchos sacerdotes. Sin embargo, Dios se lamenta de que Por falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido (Oseas 4.6).
- Evitar el activismo religioso sin resultados concretos: Las personas que no han sido capacitadas adecuadamente para cumplir ciertas labores, tienden a ocuparse en muchas actividades para esconder su falta de productividad. En las iglesias se observa un gran activismo, con programas y eventos que colman el calendario, pero sin resultados duraderos. Lo advirtió el escritor bíblico al decir, El afán sin conocimiento no vale nada; mucho yerra quien mucho corre (Proverbios 19.2).
- Contrarrestar el desgaste emocional y espiritual: Cada actividad produce también un desgaste. El ministerio pastoral no es la excepción. Muchos pastores dejan el ministerio, porque están exhaustos, se sienten derrotados por la falta de resultados, y frustrados por la falta de reconocimiento a su empeño. En cada labor se necesita una capacitación continua. Esto vale también para aquellos pastores que sí tuvieron el privilegio de recibir una buena preparación teológica formal. Es un principio simple: Si el hacha pierde su filo, y no se vuelve a afilar, hay que golpear con más fuerza. El éxito radica en la acción sabia y bien ejecutada (Eclesiastés 10.10).
Este artículo fue publicado originalmente en la revista La Fuente, edición 125, de junio 2016.