El testimonio como fruto de entrega a Dios

Esta es la segunda reflexión que surge de mi investigación en el marco de la elaboración del trabajo de posgrado de Maestría en Ciencias Pastorales con el título: “El Rol de las Iglesias Evangélicas Paraguayas Hermanos Menonitas en la Pandemia del Covid-19: Análisis bíblico y aplicaciones pastorales”.

 

«Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas»

2 Corintios 8.3

 

La palabra griega μαρτυρῶ, (martureö) significa, testimonio, aparece unas setenta y seis veces en el Nuevo Testamento, y en segunda Corintios una sola vez (8.3) (Petter, 1990, págs. 356-357). El testimonio, en castellano, “testificar, dar testimonio, testigo, con pocas traducciones adicionales, representan versiones más bien arbitrarias y no siempre consecuente de las palabras hebreas y griegas” (Douglas, 1991, pág. 1344).

Para Nelson (1998, pág. 1129), la diferencia entre un testigo y el testimonio radica en que el testigo es el que ofrece pruebas para confirmar algún hecho, acontecimiento, proeza o pacto, sin embargo, el testimonio va más allá del simple sentido forense e incluye una aprobación o respaldo personal como, por ejemplo; el testimonio de Dios Padre (Jn 5.36-37) o del Espíritu Santo (1 Jn 5.6) acerca del hijo.

Por ejemplo, el testimonio en la labor de los misioneros consistía en proclamar las verdades del evangelio, además del dar testimonio del poder de Dios. El kerygma, aquello que ellos predicaban, el mensaje, tenía como especial objetivo el efecto en los oyentes; marturion, que es principalmente subjetivo, teniendo que ver con la experiencia personal del predicador (Vine, 1999, pág. 895). Douglas (1991, pág. 1344), describe a la palabra marturion, como aquello que puede servir de prueba o evidencia.

El testimonio de los macedonios es resaltado por el apóstol de primera mano describiendo a los creyentes que dieron «conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas», no sólo dieron de acuerdo a sus recursos, sino que fueron más allá de sus límites, de sus escasos medios. Pablo usa la palabra (martureo, testimonio) revelando su experiencia de primera mano de la generosidad de los macedonios (Fil 4.15-18) (MacArthur, 2015, págs. 273-274).

Este testimonio de los creyentes además se ve reflejado en la espontaneidad y el voluntariado (Erdman, 1974, pág. 87). Los que atravesaban por una profunda pobreza, tampoco tuvieron inconvenientes en dar, fueron competentes en desprenderse de lo poco que tenían, en ese sentido, la riqueza auténtica de ellos era su generosidad (Pérez Millos, 2020, pág. 303).

La cuestión de dar la ofrenda o juntar para la colecta para los necesitados en Jerusalén no pasa por la cuestión de dar mucho necesariamente, la importancia de la misma radica más en el esfuerzo y sacrificio, que, en la cantidad,  (Agosto, 2008, pág. 173).

En el contexto de esta colecta, Pablo recomienda la ofrenda bajo grandes presiones debido a la emergencia de los hermanos en Jerusalén (Robertson, 1989, pág. 331). Entonces el testimonio al que el apóstol se refiere obedece a que él mismo es testigo ocular de la sobreabundante generosidad de los macedonios. Esto porque al participar de las necesidades materiales de los cristianos en Jerusalén, a pesar de su pobreza, dieron más allá de sus fuerzas, en este sentido los macedonios se convirtieron en dadores alegres ante Dios (2 Co 9.7). (Kistemaker, 2004, pág. 302)

La palabra griega δύναμιν (dunamin) que se traduce como fuerza, ciento diecinueve ocasiones en el Nuevo Testamento y, unas diez veces en segunda Corintios (1.8, 4.7, 6.7, 8.3, 12.9 y 12) (Petter, 1990, pág. 149). Dunamis, significa literalmente poder o fuerza y aquí se refiere a la capacidad o los medios de los macedonios para dar (MacArthur, 2015, pág. 276).

La afirmación del apóstol Pablo se da como una paradoja, «conforme a sus fuerzas y más allá de sus fuerzas», la primera declara la limitación de ellos, la segunda se refiere a la liberalidad con que actuaron, lo que ellos tenían, menos lo que necesitaban para satisfacer a sus propias necesidades básicas, iguala a lo que podía esperarse que dieran, en otras palabras, el testimonio de Pablo es que los macedonios dieron mucho más de lo que se esperaba de ellos  (Harbour, 1989, pág. 82).

El testimonio de las iglesias de Macedonia se da en un contexto caracterizado por tres elementos que ameritan reflexionar, pruebas difíciles, una alegría desbordante y una pobreza extrema, en consecuencia, estos creyentes dieron más de lo que podían  (Stott, 2007, pág. 8). Parece ilógico e irónico, que las iglesias menos pudientes desbordaran en generosidad, las iglesias con menos recursos se hicieran presentes en las necesidades de sus hermanos, a diferencia de las congregaciones más pudientes como la de Corinto (Hill, 2003, pág. 281).

A pesar de su situación de pobreza y persecución extrema, a pesar de sus desesperadas circunstancias, los macedonios daban con gozo, sin pensar en sí mismos, motivados por las necesidades de los santos pobres en Jerusalén. Los creyentes macedonios confiaban en las promesas de que Dios supliría para sus necesidades (Fil 4.9), y rehusaban preocuparse por ellas (Mt 6.25-34), dependiendo totalmente de Dios, dieron con abnegada generosidad (MacArthur, 2015, pág. 277).

Para concluir, podemos decir que el testimonio que se ganaron los macedonios fue fruto de su convicción y entrega absoluta a Dios, que, a pesar de su pobreza, dieron más allá de sus fuerzas de manera espontánea y voluntaria hacia los necesitados (2 Co 8.3 y 5). La entrega absoluta de una persona a Dios significa dependencia y confianza en su provisión. Esta entrega absoluta hace posible participar activamente en la ayuda hacia los demás.

El testimonio positivo que una persona o congregación puede dar ante los demás, significa no ser indiferente o pasar por alto las situaciones de necesidad del entorno. En este sentido, los macedonios dieron testimonio en no pasar por alto las necesidades de sus hermanos.

Que esta reflexión nos impulse a una mayor entrega a Dios sabiendo que a mayor entrega, el fruto será en beneficio de los demás y un testimonio que glorifique a Dios. ¡Bendiciones!

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