En estos días un comunicador cristiano expresó por radio: “estamos en una época llena de alegría, gozo y esperanza”. Comparto plenamente el hecho de que la navidad es un tiempo de muchas emociones felices, a pesar de que la humanidad no está pasando por una etapa fácil en su historia. El nacimiento del niño Dios, que el evangelio de Juan afirma vehementemente como un hecho histórico real, se describe diciendo que el mismo Dios descendió de su gloria. Descendió para habitar entre nosotros y manifestarnos su gloria. Esta idea es un concepto teológico revolucionario que implica notables beneficios para la humanidad.
La afirmación teológica cristiana de que la navidad es un acercamiento de Dios a nosotros los humanos, es única. Este acercamiento nos beneficia posibilitándonos conocer la gloria y la verdad de Dios. Pero, no debemos desconocer que en el mismo relato el texto bíblico expresa que “a lo suyo vino y los suyos no lo recibieron”. Por esta afirmación es que nosotros, los que militamos en la fe de Jesucristo, no debemos tomar por sentado que en la navidad toda la humanidad piensa en sentido bíblico. Nuestra tarea cristiana en este tiempo de navidad es vivir la felicidad, la paz y el gozo al recordar la natividad de Jesús. Si Jesús es el centro de tu vida: ¿A quiénes te acercarás en este tiempo y con qué propósito? Recuerda que Dios se acercó a nosotros, habitó como nosotros y nos bendijo con su gloria y amor.
Conoce nuestra serie de 12 REFLEXIONES NAVIDEÑAS