Introducción
¿Cuántos de nosotros hemos estado en situaciones difíciles ya sea acompañando a un amigo o a un familiar? Por ejemplo, esperando los resultados de la biopsia (esa muestra que quitan para saber si es o no cancerígeno), ante la muerte inesperada de un ser querido, acompañando familiares y seres queridos que llevan estilos de vidas autodestructivos, familiares y amigos que han crecido en medio de nuestras congregaciones, pero se han debilitado en la fe y se han alejado. Situaciones en las que sentimos que ya hemos hecho todo lo posible y que aparentemente no hay forma de solucionar. Me imagino que estas experiencias describen algunas de las situaciones que hemos pasado, estamos pasando o lo haremos en mayor o menor medida en un futuro no muy lejano.
En base al Salmo 13 y sus 6 versículos me gustaría ofrecernos pistas para sobrellevar situaciones difíciles o muy difíciles en nuestras vidas. Situaciones en las que clamaríamos “¿Hasta cuándo, Señor?”
El texto, según la versión NVI, dice:
13 ¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando?
¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?
2 ¿Hasta cuándo he de estar angustiado
y he de sufrir cada día en mi corazón?
¿Hasta cuándo el enemigo me seguirá dominando?
3 Señor y Dios mío,
mírame y respóndeme;
ilumina mis ojos.
Así no caeré en el sueño de la muerte;
4 así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»;
así mi adversario no se alegrará de mi caída.
5 Pero yo confío en tu gran amor;
mi corazón se alegra en tu salvación.
6 Canto salmos al Señor.
¡El Señor ha sido bueno conmigo!
El tono del Salmo va decreciendo
(1) Comienza con la descripción de una “Situación desesperada”,
(2) Aun en medio de la situación desesperada hace una “Oración urgente”
(3) A pesar de la situación, expresa una “Esperanza confiada en Dios”
Me gustaría resaltar tres aspectos o pasos del Salmo en el proceso de enfrentar situaciones difíciles. Estos pasos son:
El primer aspecto que se describe es una situación desesperada y el texto dice:
1. Situación desesperada 1-2
Sal 13:1 ¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2 ¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi *corazón? ¿Hasta cuándo el enemigo me seguirá dominando?
En estos versículos se repite 4 veces la expresión “¿Hasta cuándo, Señor?” Es interesante notar que su pregunta en tono de queja, desconsuelo y desconcierto la dirige al Señor. Dios no se asusta por nuestros clamores de angustia y desesperación, ni lo sorprenden. Es una muy buena lección para cada uno de nosotros, ante todo para los que hemos crecido en la ‘actitud de todo bien, siempre bien’.
Nuestro salmista
- Se siente olvidado
- Siente que el rostro de Dios está escondido
- Se presenta angustiado y sufre cada día
- Se siente dominado por el enemigo
Como dijimos al inicio, algunas situaciones y ejemplos de ¿Hasta cuándo en nuestra vida? pueden ser enfermedades de seres queridos, de familiares o de nuestra propia vida. Además, problemas que parecen no tener solución. En la misma línea, familiares y seres queridos que llevan estilos de vidas autodestructivos.
La primera lección es sobre la importancia de expresar nuestro dolor, nuestros sentimientos de impotencia, de fracaso, abriendo nuestros corazones. Cuán importante es que expresemos a Dios nuestro dolor y sufrimientos. También, es importante saber que no necesitamos lidiar con estas situaciones solos. Hay hermanos y hermanas con quienes podemos compartir nuestro dolor y angustia. Si Dios nos da la posibilidad de escuchar y acompañar en este proceso va a ser muy importante no asustarnos con lo expresado por nuestros hermanos y hermanas. Nuestra tarea será escuchar y dejar a la otra persona expresar su dolor y angustia. No se debe ayudar en el proceso con expresiones como “cómo vas a pensar eso…” que lo único que logran es que se sientan juzgados y acusados. Tampoco ayuda mucho el ofrecer rápidamente respuestas prefabricadas tales como “Dios tiene el control” “Todas las cosas ayudan a bien”. Sabemos que Dios tiene el control y es poderoso. Lo importante en este primer paso es dejar que las personas puedan ‘volcar su corazón’ y puedan expresar su dolor y sufrimiento.
El segundo paso es la oración urgente y el texto dice:
2. Oración urgente
Sal 13:3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumina mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte;
Sal 13:4 así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída.
Nuestro salmista hace tres pedidos a Dios. Primero dice, “Mírame” porque el salmista siente que Dios está distante, ausente…. Siente que Dios está distraído o mirando otro lado. “Señor y Dios mío, mírame” acá estoy en medio del dolor.
Segundo dice, “Señor y Dios mío, mírame y respóndeme”; el salmista siente que Dios no ha estado escuchando o no responde.
Tercero, “Señor y Dios mío, ilumina mis ojos” o, como dice la Nueva Traducción Viviente: “Vuélvete hacia mí y contéstame, ¡oh, Señor mi Dios! Devuélvele el brillo a mis ojos, o moriré”.
Esta oración nace en medio del dolor, la desesperación y angustia. No es esa oración que hacemos cuando todo va bien; es una oración que nace de un profundo pesar y desesperación. En este punto es útil recordar las oraciones del fariseo y del publicano que encontramos en Lucas 18:9-13. El texto bíblico dice:
9 Luego Jesús contó la siguiente historia a algunos que tenían mucha confianza en su propia rectitud y despreciaban a los demás: 10 «Dos hombres fueron al templo a orar. Uno era fariseo, y el otro era un despreciado cobrador de impuestos. 11 El fariseo, de pie, apartado de los demás, hizo la siguiente oración:[a] “Te agradezco, Dios, que no soy como otros: tramposos, pecadores, adúlteros. ¡Para nada soy como ese cobrador de impuestos! 12 Ayuno dos veces a la semana y te doy el diezmo de mis ingresos”. 13 »En cambio, el cobrador de impuestos se quedó a la distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba, sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía: “Oh Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”.
La segunda lección es sobre la importancia de orar en medio del dolor y del sufrimiento. “Dios escucha y actúa”. A veces estas oraciones pueden ser breves susurros en nuestras mentes y en nuestros corazones mediante los que ponemos nuestra confianza en Dios. Momentos en que dejamos de luchar y entregamos las situaciones y nuestras vidas en las manos de Dios. Esta situación es capturada de manera estupenda en la pintura de Sieger Köder titulada “En la mesa con los pecadores” y en la que se muestra a un judío con rostro de ‘campo de concentración’, pero quien no ha abandonado su manto de oración.
El tercer paso es la esperanza confiada y el texto dice:
3. Esperanza confiada
Sal 13:5 Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu *salvación.
Sal 13:6 Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!
¿Cuál es la respuesta o la propuesta del salmista? En el Salmo no se nos dice que el problema haya pasado o que la situación haya sido resuelta. La frase “pero yo” no indica esto. Entonces surgen las preguntas: ¿Cómo podemos confiar en medio de tantos problemas y angustias? ¿En qué necesitamos confiar?
Primero, nos invita a confiar en el gran amor de Dios. Es fácil confiar cuando todo va bien o relativamente bien en nuestra vida, pero justamente en los momentos difíciles es que la invitación viene y se nos invita a poner nuestra confianza en el Señor. Se nos invita a mirar su gran amor. Para el pueblo hebreo era muy importante mirar el pasado. En el pasado, durante la formación del pueblo, podían ver las muchas veces en que Dios había sido fiel a ellos aun en medio de las infidelidades del pueblo. Para sobrevivir el presente, el pueblo era invitado a mirar una y otra vez el PASADO.
Nuestro pasado puede ser fuente de inspiración para nosotros y para los otros al recordar la fidelidad de Dios. Es interesante notar que muchos ministerios cristianos de ayuda surgieron justamente de situaciones difíciles que las personas enfrentaron y superaron con la ayuda de Dios y con la ayuda de los hermanos y de la congregación. Nuestros fracasos y situaciones, cuando las hemos procesado y superado, pueden ayudar y servir de inspiración para otros.
En segundo lugar, se nos anima a alegrarnos en la promesa de la salvación. Los problemas no se han disipado o han terminado, pero la invitación es a alegrarnos o gozarnos. Dice el texto: “mi corazón se alegra” Esta no es una alegría por eso que tenemos cuando hemos finalizado bien algo (como el colegio, la carrera universitaria, un buen negocio…) No; es una alegría que se basa en la esperanza de lo que va a suceder. La base de esta alegría es la confianza en este Dios de amor. En base a la confianza en Dios es posible que nuestro corazón comience a alegrarse aun antes de ver salidas a los problemas. Esto se traduce en una tranquilidad o paz que puede ser explicada o entendida como algo dado por Dios. Ciertamente necesitamos hacer nuestra parte, pero habrá situaciones en que necesitamos descansar y dejar en las manos de Dios. En muchos casos, y para muchos de nosotros, esto de “dejar” puede ser muy difícil, ante todo para los que queremos tener todo bajo control. A continuación, es oportuno recordar el poema anónimo “Huellas en la arena” que dice:
“Una noche soñé que caminaba por la playa con Dios. Durante la caminata, muchas escenas de mi vida se iban proyectando en la pantalla del cielo.
Con cada escena que pasaba notaba que unas huellas de pies se formaban en la arena: unas eran las mías y las otras eran de Dios.
A veces aparecían dos pares de huellas y a veces un solo par. Esto me preocupó mucho porque pude notar que, durante las escenas que reflejaban las etapas más tristes de mi vida, cuando me sentía apenado, angustiado y derrotado, solamente había un par de huellas en la arena. Entonces, le dije a Dios:
«Señor, Tú me prometiste que si te seguía siempre caminarías a mi lado. Sin embargo, he notado que, en los momentos más difíciles de mi vida, había solo un par de huellas en la arena. ¿Por qué, cuando más te necesité, no caminaste a mi lado?
Entonces Él me respondió: «Querido hijo. Yo te amo infinitamente y jamás te abandonaría en los momentos difíciles. Cuando viste en la arena solo un par de pisadas es porque yo te cargaba en mis brazos…».
En tercer lugar, se nos anima a expresar gratitud por medio de cantos. Aun más, a expresar confianza en la bondad de Dios ¿Cantar en medio de los problemas? Sí, es un canto que expresa confianza. Es un canto que reconoce la bondad de Dios.
La tercera lección es sobre la importancia de recordar que Dios es misericordioso. La base de nuestra confianza es la naturaleza de Dios: un Dios de amor y misericordia. Por eso, podemos empezar a susurrar cantos aun en medio del dolor y sufrimiento.
Conclusión
Me gustaría terminar mencionando la canción titulada “Bueno es Dios, siempre fiel” cuya letra dice:
Bueno es Dios, siempre es fiel
Puso un canto nuevo en mi corazón
Bueno es Dios, siempre es fiel
En la oscuridad brillará su amor
//Bueno es Dios//
Siempre es fiel.
Si tú vas por el valle
Y hay sombras alrededor
Di adiós al temor
Pues seguro en él estás.
Prometió nunca dejarte,
Ni abandonarte
Y él no mentirá.
Y aun sin merecerle
Su sangre derramó por mí
Me llenó de su presencia
Y ahora puedo compartir
Que su amor nunca termina
Y su favor siempre me dará.
No puedo entender
tus planes para mí
mi dueño eres tú.