Palabras claves: Hechos, Espíritu Santo, persecución, iglesia.
Este tiempo de pandemia a algunos les hace reflexionar profundamente sobre qué es ser cristiano en una situación como la que le toca vivir a todo el planeta. Se puede observar varios elementos en relación con la tradición y con el amor al prójimo: Del ejemplo de la iglesia primitiva, que creció misionalmente en medio de cambios radicales y traumáticos, podemos aprender algunos principios importantes que pueden orientarnos como cuerpo de Cristo en nuestra situación pandémica y post-pandémica.
La evaluación comunitaria de experiencias vividas a la luz del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios es el fundamento para una orientación sana. El concilio en Jerusalén es un buen ejemplo, como se compartió experiencias y observaciones, pero sin caer en la trampa del subjetivismo. La orientación firme en el proceso de discernimiento y evaluación era la Palabra de Dios, interpretada a la luz del Espíritu Santo, percibiendo al mismo tiempo el sentir de los demás. Es urgente, que creamos estos espacios en nuestros equipos de trabajo, en los grupos hogareños y también en otros encuentros con los miembros de la iglesia. Para cultivar la comunión y solidaridad como miembros del cuerpo de Cristo, tenemos que hacer todo el esfuerzo de volver a los encuentros presenciales después del aislamiento obligatorio. Aunque los encuentros virtuales tienen muchas ventajas, no pueden suplementar las reuniones presenciales, en las cuales percibimos de manera integral lo que conmueve a nuestros hermanos y hermanas en la fe.
Es muy notable, como en el caso de la iglesia primitiva se hizo un esfuerzo grande de escuchar todas las voces, sean las voces de los tradicionalistas o de los progresistas. Y también se veló de tener representantes de los diferentes grupos en el liderazgo, como lo demuestra el ejemplo del equipo de líderes de la iglesia de Antioquía. Lastimosamente, la pandemia ha causado muchas polarizaciones y divisiones en el cuerpo de Cristo. El hecho de que los funcionarios gubernamentales prohibieron o prohíben la celebración de cultos presenciales causó muchos debates. Así también la aplicación de las vacunas y muchas especulaciones sobre lo que supuestamente se ha ocasionado detrás de los telones de la pandemia. Los debates polémicos y las polarizaciones no deberían permitir más divisiones dentro del cuerpo de Cristo. Por eso, por un lado, es necesario escuchar todas las voces y al mismo tiempo es fundamental distinguir, como lo vimos en los debates sobre cuestiones culturales de la iglesia primitiva, entre lo esencial y lo secundario.
En situaciones de cambios drásticos y/o traumáticos es importante orientarse en la visión de Dios para la iglesia. La iglesia de Antioquía es un ejemplo de que inclusive la persecución se convierte en una oportunidad de abrazar más conscientemente esta visión. El hecho de recordarse en medio del trauma de que Jesús había encargado a sus discípulos de moverse comenzando en Jerusalén y apuntando hacia los confines de la tierra, era crucial. De manera muy similar hemos aprendido durante el tiempo de la pandemia muchas nuevas estrategias de evangelizar y de enseñar la Palabra de Dios, sobre todo en los formatos virtuales y digitales. Integrar estos formatos nuevos con los convencionales es una gran oportunidad para las iglesias y los ministerios misioneros y educativas.
La visión determina el enfoque de la misión, como lo observamos en la iglesia primitiva. En el concilio de Jerusalén se confirmó la misión de expandir el evangelio cruzando fronteras culturales. No se permitió que los temores de los tradicionalistas tumbaran este encargo que Cristo mismo había encomendado a sus discípulos. Aplicando esto a la situación post-pandémica será muy importante preguntarnos, cómo queremos cumplir con nuestra misión de consolar y de aconsejar espiritualmente a los que han perdido seres queridos, o a los traumatizados, depresivos y a los que no se animan a buscar ayuda y apoyo por que no se animan de salir de su aislamiento. Y lo que sin falta se debe evitar es que las polarizaciones y debates éticos provocadas por la situación pandémica desplacen la misión prioritaria de la iglesia de testificar integralmente el evangelio de la gracia.
La consecuencia del proceso de discernimiento en el caso de la iglesia primitiva eran resoluciones claras y prácticas que ayudaron en orientarse en la práctica misional, como por ejemplo lo indicado en la carta que se redactó como resultado del concilio en Jerusalén. Aplicando esto a los desafíos presentes es urgente elaborar e implementar pautas, conceptos y modelos pastorales para personas angustiadas, inseguras, traumatizadas, escépticos, lastimadas, solas y aisladas. También la mediación y transformación de conflictos con el fin de superar divisiones y polarizaciones son un desafío al cual la iglesia en y después de la pandemia necesita enfrentarse. Y todo esto con la convicción de que el Reino de Dios consiste en fe, amor, esperanza, transformando así amenazas en oportunidades.
Bibliografía
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Artículo de: Giesbrecht, H. D. (2022). La iglesia como agente de cambio y de transformación en situaciones traumáticas y conflictivas. Espacio Teológico, 3-16.