Con esta reflexión estaré dando inicio a una serie de reflexiones extraídos de mi investigación en el marco de la elaboración del trabajo de posgrado de Maestría en Ciencias Pastorales con el título: “El Rol de las Iglesias Evangélicas Paraguayas Hermanos Menonitas en la Pandemia del Covid-19: Análisis bíblico y aplicaciones pastorales”.
Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; 2 que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. 2 Corintios 8.1-2
Según (Vine, 1999, pág. 391; Robertson, 1989, pág. 331), el término en griego ἁπλότητος (japlotës) significa generosidad, aparece en siete ocasiones en el Nuevo Testamento de los cuales en segunda Corintios aparece cuatro veces (Petter, 1990, pág. 61). Esta palabra viene de ἁπλους (japlous), que significa simple, sencillo, y se traduce como generosidad y en segunda Corintios 8.2, como liberalidad.
La palabra tiene connotación con la sencillez, en este contexto (2 Co 8.2), denota generosidad sencilla. Esta reacción generosa de los macedonios era producto de su gozo abundante, y el gozo abundante era producto de ser receptores de la gracia de Dios (Pérez Millos, 2020, pág 303).
La generosidad de los macedonios es también la evidencia de que superaron la “prueba” producida por las aflicciones (8.2; lit. «en medio de las pruebas más difíciles»). El dar con generosidad, con gozo y alegría, en bonanza y pobreza incluso en medio de situaciones difíciles, es la señal de haber recibido la gracia de Dios y que la fe de uno es real (Hafemann, 2016, pág. 344).
También la generosidad refleja la unidad en el cuerpo de Cristo (2 Co 9.11, 13, Ro 12.8), además de describir la sencillez de corazón y sencillez indivisible, entonces en este contexto, generosidad (japlotes) expresa una unidad globalizante de la iglesia (Kistemaker, 2004, pág. 301). Para Harbour (1989, pág. 82), generosidad que también se traduce como liberalidad, implica gozo y una disposición indicando un espíritu sin cálculos.
Para terminar, podemos resumir diciendo que: la riqueza de los creyentes de Macedonia radicaba en el valor espiritual y moral de la liberalidad demostrada en su generosidad, producto de haber recibido la gracia de Dios (2 Co 8.1-2). En este sentido, la generosidad es consecuencia de haber sido alcanzados por la obra de salvación de Jesucristo. El fruto de la salvación resulta en el dar generoso hacia los demás y en retribución y reconocimiento moral hacia los hermanos de origen judío.
La generosidad en este contexto no se refiere a cantidad sino a la actitud con gozo, asumida en la participación de ayuda hacia los necesitados. No se convierte en carga, obligación e imposición, sino, es fruto de haber sido alcanzado por la gracia de Dios.
Que esta reflexión nos ayude a tener la perspectiva bíblica acertada sobre la generosidad y redunde en el dar en todo momento hacia el que tiene y hacia el que no tiene. ¡Bendiciones!