Mi Peregrinaje Ministerial

 

Este artículo fue escrito por Mayra Duarte /Ex Estudiante.

Es interesante que por mucho tiempo la idea de “éxito ministerial” se ha relacionado con la idea de tener muchas personas a nuestro cargo, que mientras más llenas estén nuestras iglesias más espirituales somos, que tener un templo grande, climatizado, con buenas luces y quizá un poco de humo sea lo ideal para tener “existo ministerial”. Sin embargo es notable que cuando observamos a Jesús nos encontramos con que doce son suficientes y que conversaciones a la orilla del mar pueden ser mucho más significativas de lo que nos podemos imaginar.

Quisiera resaltar algunos puntos simples que en estos años de ministerio hemos aprendido junto con mi esposo y nuestros pastores y que nos ayudó a poder afrontar las distintas etapas por las que uno pasa en el servicio.

  1. La oración

La oración no es una “parte” del ministerio, debe ser nuestro todo, lo que hagamos primero al despertar, seguido en nuestra cotidianidad y lo último antes de acostarnos. Sin oración solo somos personas intentando hacer las cosas a nuestra manera, sin dirección, sin guía, sin meta.

La oración nos fortalece, nos anima, nos direcciona.

  1. Capacitación

La preparación es sumamente importante, y aunque ciertamente no todos tengan las mismas oportunidades a la hora de capacitarse, nunca debe ser una excusa para no hacerlo. Debemos aprender a invertir todo lo que esté a nuestro alcance para tener una buena y mejor preparación, para que podamos ser más efectivos en nuestra labor de liderazgo. Debemos ser más intencionales en la inversión de nuestro tiempo para nuestra preparación, buscar buenos artículos, libros, incluso creo que uno puede aprender leyendo buenos post en redes sociales, siempre y cuando sea útil para nuestro crecimiento y no sea lo único que leamos claro. Leer o escuchar buenos podcast, nos ayuda a conectar, a conocer, avanzar, nos recuerda que necesitamos humildad para aprender de otros y que a veces no vamos a estar de acuerdo con todos pero que las perspectivas de otros son útiles también.

  1. Empezar

Una frase que nos encanta repetir constantemente es “empezá con lo que tenés”. Mirá a tu alrededor, mira tus capacidades y limitaciones, mira a las personas que te rodean ¿Qué tenés? Utiliza lo que tengas a mano, no esperes a tener todo, el mejor sonido, las mejores luces, las mejores bancas. Aunque ciertamente son cosas que se ven bien y dan comodidad, no son fundamentales! Solo son herramientas, lo fundamental es mirar a Cristo, vivir a Cristo y empezar.

  1. Disfrutá

El ministerio no debería ser una carga, aunque ciertamente muchas veces puede ser muy agotador, podemos caer en la angustia, desesperación o desánimo, sin embargo es bueno volver a recordar por qué hacemos lo que hacemos. Disfrutar los tiempos, disfrutar de las personas, de los avances, de las etapas.

Con mi esposo nos encanta ver a los 15 jóvenes fieles que están cada fin de semana, a veces esos 15 jóvenes son 20, otras veces son 25 y de nuevo vuelven a ser esos 15 jóvenes fieles que siempre están y disfrutamos verles! Disfrutamos caminar con ellos, llorar con ellos, reír con ellos. Claramente muchas de las cosas que hacemos hoy con ellos no sería lo mismo si fuéramos 80 o 100 personas y aunque la cantidad no está mal, lo importante es aprender a disfrutar lo que estamos viviendo hoy y con quiénes lo estamos viviendo.

  1. Simplicidad

Por supuesto hay algo grandioso que no quiero dejar pasar y es la simplicidad de una charla con café batido y galletitas, un tereré, un almuerzo, una salida, una caminata, una peña. Hay un inimaginable mundo detrás de momentos únicos como interesarte en los demás y hacerlo de manera simple. A veces creemos que para llegar a otros necesitamos demasiado! Miramos otras congregaciones, miramos redes sociales y pensamos “si tuviéramos esto o aquello quizá sería mejor” pero la respuesta es un rotundo ¡NO! Solo necesitamos oración, lectura, disfrutar de lo que hacemos y para quien lo hacemos y empezar con lo que tenemos, una merienda con café batido mientras hablamos de temas tan simples de la vida cotidiana no está nada mal para iniciar.

  1. Equipo

Trabajar en equipo hace que sea mucho más llevadero todo lo que involucra el liderazgo, poder contar con otras personas que vayan a la misma dirección, en donde podamos conversar en confianza y orar unos por otros. Nos necesitamos unos a otros, necesitamos apoyarnos, avanzar y crecer, y la mejor manera es hacerlo con un buen equipo. No hablo de personas perfectas por supuesto, eso no existe, pero sí existen personas que están dispuestas a ser perfeccionadas. Estoy segura que es el Espíritu Santo quien guía y pone a esas personas ahí para avanzar en este caminar de fe.

Pastores, líderes, hermanos que estén leyendo esto, solo quiero desearles ánimo, la pandemia claramente afectó distintas áreas y una de ellas es el área ministerial, no es fácil ciertamente, pero Cristo es nuestro Señor y podemos confiar en él, en su llamado para nuestras vidas y podemos volver a empezar si fuera necesario, simplemente miremos a Cristo y llevemos a otros a hacer lo mismo.

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