«Martin Lutero pude experimentar un nacimiento de nuevo gracias a dos cosas: Primero, la honestidad consigo mismo. Lutero admitía a si mismo que no tenía paz y dudaba mucho de su salvación. Y esta honestidad siendo un sacerdote. Segundo, buscó una respuesta en la Palabra de Dios. Y la encontró. Es más: Fue transformado. Toda su vida cambió a consecuencia de esto. Pero también toda Europa cambió.»