«No olvidemos. Toda iglesia tiene la gran necesidad de reformarse y renovarse constantemente. En el contexto católico se debe mencionar el Concilio Vaticano II que se celebró en la década de los sesenta. Esto era un fuerte intento de renovación logrando muchos cambios sustanciales. Por ejemplo, la decisión de celebrar la misa en el idioma de la gente y no en latín como también facilitar la lectura de la Biblia en el idioma vernáculo. La renovación de la iglesia tiene que ver con Jesús. Una iglesia cristiana confiesa a Jesús como el Salvador. Esto significa que la misión de la iglesia es la predicación de la salvación mediante Jesucristo y promover una espiritualidad basada en una experiencia personal de salvación.»