Evangelismo en La Paz, Bolivia
Durante el mes de marzo del 2016, tres estudiantes de la licenciatura tuvieron la oportunidad de hacer un viaje misionero a Bolivia. Esto fue parte de Disciple Making International (DMI), un programa de la agencia misionera de los Hermanos Menonitas de Canadá y Estados Unidos.
Los estudiantes pasaron la mayor parte del tiempo en La Paz, una ciudad entre montañas, con un clima muy frío y con más de 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar. Los alumnos describieron a la gente como muy amable y respetuosa; tienen dos idiomas principales que son el español y el quechua.
Su tiempo de DMI consistía en evangelizar casa por casa; todas las mañanas después del desayuno salían de a dos para compartir del Evangelio casa por casa, trabajando juntamente con la gente de las iglesias locales. Además hicieron evangelismo en la ciudad del Alto, una ciudad completamente plana con más de 4.500 metros de altura; la cultura de esta ciudad era la Aymara, una cultura muy cargada de significado para su gente y sus costumbres.
Israel Chávez, estudiante del tercer año comentó: “Una experiencia que me marcó fue cuando estaba evangelizando casa por casa; ya estaba un poco cansado pero aun así seguía emocionado por ver a Dios actuar. Tocamos una puerta y nadie parecía estar; empezamos a caminar a otra casa, cuando de repente sale una señora. Me presento y le digo que soy misionero de México y que traigo un mensaje para ella: ‘Cristo me salvó y cambio mi vida y también quiere hacer lo mismo contigo Jesús te ama y te está esperando.’ Todavía no terminaba de hablar cuando comenzó a llorar: lloró y lloró como si fuera una niña. La abracé fuerte y estuve ahí con ella hasta que terminó de llorar. Nos invitó a pasar a su casa y ahí nos contó que tenía una depresión muy grande, que ya no quiere vivir así, que le duele mucho, que necesitaba ayuda. Leímos con ella la Palabra de Dios, le animamos mucho y al final oramos por ella. Dios me trajo a ella en el momento exacto para compartirle de su amor. Así de perfectos son los planes de Dios, los cuales no podremos ver si no nos ponemos a su servicio.
Dalmis Martínez también compartió que “El viaje a Bolivia fue una de mis experiencias más especiales y bendecidas que ha despertado en mí una nueva perspectiva hacia las misiones. En esos días por allí, pude ver la gran necesidad de amor en las personas, y percatarme de la urgencia que hay en la tarea de evangelizar. Así mismo hablar a gente extraña, encajar a la cultura extranjera no era una tarea fácil y aprecié de cuán importante es tener el llamado, capacitarse para la misión y accionar por la misión. También he aprendido que para ser misionera uno debe desacomodarse para lograr lo que uno se propone.
“Convivir con otra cultura me enseñó a valorar no sólo mi cultura sino la otra cultura desconocida. Mi fe y fervor a servir fueron aumentando al tener cada día una nueva experiencia con Dios y los demás y al mismo tiempo llevar el evangelio a personas necesitadas de ella, ha sido una gran bendición hasta el punto de ser una medida de aprendizaje en mi vida como estudiante.”