Impactando con la enseñanza
Verónica Barreto es de la Ciudad de Piribebuy, Departamento Cordillera, pero actualmente reside en Asunción. Sus estudios primarios y secundarios los realizó en su ciudad natal, mientras que los estudios universitarios en la capital. Estudió la carrera de Teología en el I.B.A. y la de Psicopedagogía en la Fapsi (Facultad de Psicología y Desarrollo Humano) de la UEP, de la cual está cursando el último año.
En la actualidad trabaja junto a su marido para una fundación que está encargada de ayudar a personas de escasos recursos, específicamente en un barrio de Sajonia, ubicada cerca del río. Es un proyecto complejo de explicar detalladamente, pero básicamente es un trabajo realizado en conjunto con una fundación alemana y con la Iglesia Más Que Vencedores; aunque no se congregan allí, sino que se han aliado para ayudar a las mismas personas.
El trabajo inició hace aproximadamente 6 años atrás, primeramente llevando juegos e historias bíblicas a los niños, de los cuales, actualmente ocho están siendo apadrinados por alemanes y paraguayos para asistir al Colegio Alberto Schweitzer.
Verónica, junto a su marido; son los profesores que ayudan en todo lo que tenga que ver con tareas, conexiones por Zoom, refuerzo escolar, y todo lo que conllevan las clases, sean éstas presenciales o virtuales.
Ella se ve contribuyendo de manera increíble en esa área, pues cuando comenzaron con el proyecto se suponía que su trabajo sería solo refuerzo escolar; pero no imaginaron que ese acompañamiento se convertiría en una de las columnas principales del actual proyecto. Esto lo pueden notar porque varios niños de esa zona han dejado la escuela debido a que no pueden seguir el hilo de las clases virtuales y otros están desesperados por ayuda en las tareas de sus hijos, por lo cual, solamente ellos 2 no dan abasto.
En su caso particular, sus estudios de Teología y Psicopedagogía se fusionan en este trabajo, además de la profesión de su marido que es docente. Los dos se dedican a tiempo completo en este trabajo; muchos dicen que son misioneros, pero según sus palabras “nunca me vi de esa manera, sólo estamos ahí con los niños tratando de dar algo de lo que Dios nos dio y lo disfruto mucho”.
En cuanto al motivo de haber ido al I.B.A. cuenta que las personas de su iglesia le hablaron de la carrera. Cuenta Verónica que, “no sabía mucho lo que me esperaba allí, pero fue una de las mejores decisiones de su vida”.
En lo profesional le ayudó a tener una mente más crítica, a razonar de manera más lógica y aprender a leer más. Así también, a tratar de comprender a los demás, pues con su marido son de diferentes culturas; esto fue crucial para trabajar con las personas que viven en Alemania, y al mismo tiempo, con las personas de los asentamientos cerca del río.
Entre los recuerdos de su estadía en el instituto, están las amistades que hizo allí, por lo menos aquellas que fueron muy cercanas. Además, cada clase tenía su particularidad, ella menciona: “entre los profesores a quienes más recuerdo está Elfriede; estoy segura todos la aprecian, pues era muy sabia y simpática, aunque ella quizás no se da cuenta. Y también, el profesor Flavio; nunca me gustó la historia, pero con él era diferente, pues era tan simpático, parecía que, en lugar de estar hablando de historia, te estaba hablando de anécdotas de sus vecinos o algo parecido”.
En definitiva, Verónica es un ejemplo más de personas que han dicho “sí” a capacitarse y que hoy en día puede complementar la teología con otra profesión, para así generar un impacto en la vida de muchas personas; como en este caso, a los niños de Sajonia.