Discipulado contextualizado – un resumen de la semana teológica con Waldemar Löwen
El siguiente artículo es un resumen general de la semana teológica organizada por el CEMTA y el IBA. Del 10 al 14 de enero el Dr. Waldemar Löwen desarrolló ponencias en relación al desafío de un discipulado contextualizado.
Para dar inicio parcial al curso teológico, Viktor Schütz, encargado de las relaciones públicas de To all Nations (a todas las naciones), introdujo el trabajo y la misión de la organización. En su breve presentación enfatizó la urgencia de enfocarse en la necesidad humana al dirigir las misiones en el siglo XXI. Presentó el plan estratégico que marca el pulso en las actividades con las comunidades en necesidad. Actualmente trabajan con 138 colaboradores y dan la mano a los más necesitados en 33 países del mundo.
Waldemar Löwen, colaborador de To all Nations e invitado especial para el curso teológico, empezó el domingo 09 de enero a la noche a contar de sus experiencias en el campo misionero en Malaui, Africa. Después sentirse atraído a las misiones por varias experiencias impactantes en su vida y haberse capacitado bíblicamente en un seminario, Dios lo envió a Malaui para dirigir un seminario bíblico. Comentó que sus primeros esfuerzos los invirtió casi exclusivamente en la reestructuración del seminario y la actualización de los materiales y metodologías de estudio.
Después de varios meses sin embargo notó que su sistema educativo y sus estrategias misioneras no habían alcanzado a impactar a las iglesias. Pareciera que la cultura receptora no había podido absorber el contenido bíblico que enseñaba. Hablando con otros misioneros cuyas experiencias se parecían mucho a las suyas decidió cambiar algo. Con el equipo de colaboradores de la comunidad local en Malaui volvieron a replantearse su sistema educativo y sus estrategias misioneras integrando el factor cultural.
Con mucha observación y el esfuerzo de entender cómo funcionaban las culturas receptoras, se dieron cuenta que los materiales bíblicos, provenientes del occidente, no transmitían el contenido de forma pertinente y adecuada como para que las culturas locales lo puedan interiorizar. No solo eso, sino que la misma metodología de estudio, que había introducido el misionero Löwen, no correspondía con las preferencias y costumbres de la cultura receptora.
Así por ejemplo comentó que el pueblo de Tumbuka (también conocido como batumbuka) no acostumbraba que hombres les enseñen a mujeres. Según sus costumbres la mujer debía ser enseñada por otra mujer. Para otro pueblo el ambiente educativo no se daba en un aula a la mañana cuando el día estaba en marcha. Ellos se juntaban de noche alrededor de la fogata y era la función del padre o abuelo a enseñarles valores y cultura a sus hijos y nietos.
Rápido se daban cuenta que su misión, su discipulado debía pasar primero por un proceso de contextualización para poder impactar a los pueblos nativos de Malaui. Adaptándose a sus preferencias culturales lograron impactar en la vida de muchas personas de los cuales se comprometieron varios a colaborar en la misión haciendo ellos lo que le costó años de experiencia a los misioneros: contextualizar el mensaje de Jesús a las necesidades y costumbres de sus pueblos.
En lo siguiente quiero resumir brevemente 2 puntos principales que marcaron el paso en las ponencias y dinámicas de la semana teológica con el Dr. Waldemar Löwen.
1. La anatomía de la comunicación
Dios es un Dios que se comunicó con nosotros a través de diversos medios y con una variedad de metodologías. Como dice Hebreos 1:1-2: Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…
Si vemos que Dios se preocupa tanto por la forma en la que nos presenta su plan de salvación y hace lo posible en ir hasta la muerte para que lo entendamos, cuánto más deberíamos nosotros preocuparnos por la forma y el esfuerzo con el que transmitimos su mensaje? La misión compone el DNA del cristiano, es decir, el discípulo debe hacer discípulos y si no lo hace, capaz no sea discípulo tampoco al final.
El discípulo que quiere obedecer al llamado a las misiones sin embargo no cumple con su deber y vocación al presentar simple- y verbalmente el evangelio. La gran comisión demanda más que sólo eso, demanda del discípulo un esfuerzo particular al conocer y entender mejor la cultura meta para poder comunicar el mensaje de las buenas nuevas, no solamente en su idioma, sino también sus costumbres, preferencias culturales, principios, etc.
Para ello el discípulo debe conocer primeramente su propia cultura y estar consciente de sus valores y principios que condicionarán su mensaje para después aprender la cultura meta y determinar ciertas estrategias de comunicación. El misionero Dr. Waldemar Löwen presentó en primer lugar el ampliamente conocido modelo de comunicación que ilustra gráficamente los desafíos de la interacción verbal entre dos seres humanos.
El emisor codifica (con su idioma) un mensaje que lo comunica a través de un canal (la voz, el celular, etc.) y espera que el receptor pueda decodificarlo apropiadamente, entendiendo su mensaje no solamente en el mismo idioma sino en el contexto en el que se emitió. La respuesta y retroalimentación ayudarán al emisor a determinar si la comunicación fue exitosa o no. En todas las comunicaciones interpersonales ocurren interferencias o ruidos que distorsionan el mensaje. Tales ruidos pueden ser las costumbres, creencias o preferencias culturales que difieren de una cultura a otra y hasta de una familia a la siguiente.
Por consiguiente presentó el modelo de comunicación de Schulz von Thun que propone cuatro posibilidades de comunicación. Para ejemplificarlo el Dr. Löwen usó el siguiente ejemplo: Un joven le visita de vuelta a su abuela y al entrar a su casa la abuela le dice: Por fin te veo otra vez. Según el modelo de los cuatro lados, el joven va a interpretar el mensaje de acuerdo a una de las siguientes cuatro alternativas:
- Sería bueno que vengas más a menudo (apelación)
- Me encanta verte (Relación)
- Estoy mucho a solas y da gusto cuando venís (manifestación de sí)
- Veo que viniste
En toda comunicación interpersonal puede pasar que el emisor comunique algo en sentido de información pero que el receptor lo entienda como apelo. O que el emisor lo comunique con la intención de manifestar algo de sí y que la persona lo interprete como algo relacional y se sienta invadido.
2. Cultura y cosmovisión
Según estudios, los seres humanos desarrollamos la mayor parte cultural en los primeros siete años. Es decir, con siete años un niño ya aprendió la mayor parte de la cultura de los padres y la expresará de ahí en adelante en todas sus decisiones de alguna u otra manera. Para definir la cultura existen obviamente diferentes puntos de partida pero lo central siempre serán los valores, los sentimientos y las ideas o la epistemología, es decir la forma en la que se considera llegar al conocimiento o la verdad en sí.
Cada ser humano se compone de diferentes dimensiones, su naturaleza (genes) que es prácticamente inamovible y por ende tiene una influencia masiva en todo el ser de la persona, después está la cultura que se evidencia en las cuestiones fundamentales de la vida como el sistema de valores, las costumbres, las prácticas, estrategias de supervivencia y crecimiento, etc. Por último viene la personalidad que es más accesible y fácil de trabajar.
Además de eso tenemos que tener en cuenta las dimensiones culturales que son representadas en la siguiente gráfica:
En el centro de toda cultura está su cosmovisión que marca el pulso de todas las demás dimensiones culturales. Es donde las convicciones, los valores y por sobre todo las acciones se arraigan y se nutren de propósito. Por eso el trabajo misionero debe enfocarse primordialmente en el impacto a la cosmovisión antes que el cambio en las convicciones, valores o acciones de las culturas receptoras.
El desafío central, articulado por el Dr. Waldemar Löwen en la semana teológica, tuvo que ver justamente con este último punto. Impactar con el evangelio de manera contextualizada, ya sea en el discipulado o las misiones, tiene que ver con un impacto en la cosmovisión. Muchas veces corremos el riesgo de enfocarnos exclusivamente en el impacto en la conducta de las personas y culturas meta. El impacto que generamos es mínimo y desaparece completamente cuando dejamos de controlar y asegurar el cambio de conducta porque la misma vuelve a nutrirse de la cosmovisión que no hemos logrado transformar.