La comprensión anabautista de la iglesia bien podría ser considerada la base para el concepto moderno de la iglesia misionera. La muy repetida crítica, de que la Visión Anabautista de Harold S. Bender carecía de un sentido de misión y de espiritualidad, me parece un poco injusta. Bender creció en la sede de la agencia misionera de su iglesia y siempre afirmó que “para reconquistar la visión anabautista, debemos sobre todo abrazar una conciencia misionera”.18 Correctamente, John A. Toews interpretó la insistencia de Bender en una teología de discipulado como “obediencia a la Gran Comisión”, tomando en serio una teología del martirio.
Creo que es adecuado decir que la Visión Anabautista de Bender con sus tres dimensiones de la iglesia de los creyentes, el discipulado y la ética de la paz fue escrita para una sociedad histórica no menonita. Visto desde esa perspectiva es posible que no sea la herramienta más eficaz para describir la teología de la misión anabautista. Por otra parte, para Bender siempre fue claro que las tres dimensiones de la visión anabautista eran profundamente misioneras en su naturaleza y en su testimonio. Me alegra que no redujera la misión solo a un aspecto adicional del anabautismo, pero abrió la posibilidad de poner la misión y el envío de la iglesia al mundo como la dinámica central de todo el movimiento.
Muy útil en mi opinión es el enfoque que Larry Miller y otros han desarrollado, basándose en las ideas de Bender y Yoder: Proponen entender la iglesia como movimiento mesiánico y sociedad mesiánica, con esperanza mesiánica expresada en grupos mesiánicos. Lo que Miller llama “sociedad alternativa” realmente tiene relevancia para la teología de la misión y la práctica de la misión. “… grupos mesiánicos llamados a proporcionar en algún sentido y de algún grado una alternativa a la sociedad establecida; identidad comunal alternativa, amistad alternativa, familia alternativa, política alternativa, economía alternativa, educación alternativa, piedad alternativa, ritual alternativo, festivales alternativos. Los seguidores del Mesías debían vivir la vida de otra manera de lo que normalmente se vivía en la macro sociedad”.20
Miller concluye su análisis de la potencial misionera de las iglesias mesiánicas: “Después de todo, solo las iglesias cuyos objetivos tienen algo que ver con la salvación en un sentido amplio, que abrazan no solo la religión, sino toda la vida, están viviendo la tradición del Mesías. Solo las iglesias que son sociedades alternativas, transformadas en relación con la sociedad existente porque ya están conformadas a la visión del futuro del Mesías, pueden demostrar la naturaleza de la vida en el reino que viene”. 21 Una buena integración de la teología del reino y la misionología de la iglesia mesiánica es el libro popular de Wolfgang Vorlaender, Gelebte Hoffnung22 (Esperanza Viviente).
Ser una iglesia misionera en la perspectiva anabautista puede contribuir al menos las siguientes dinámicas misioneras:
- Ser una comunidad atractiva para los buscadores.
- Ser una comunidad de esperanza para las personas en desesperación.
- Ser una comunidad modelo para las personas quienes buscan modelos de vida.
- Ser una comunidad de relaciones de cualidad para los que se sienten solos y desconectados.
- Ser una comunidad de propósito y significado para quienes tengan crisis existencial.
- Ser una comunidad de aceptación para los que sufren del rechazo.
- Ser una comunidad de sanación para los que han sido lastimados.
- Ser una comunidad de justicia y misericordia entre un mundo egocéntrico y violento.
- Ser una comunidad de pertenencia para los que carecen de identidad y familia.
- Ser una comunidad de libertad para los que se sienten oprimidos, pesados y esclavizados.